La danza constituyó el inicio del periodo surrealista de Picasso, entre 1925 y 1938. En el ensayo «El surrealismo y la pintura», publicado en julio de 1925 en el número 4 de La Révolution Surréaliste, Breton declaraba a Picasso como modelo de pintor y lo reclamaba como surrealista, al tiempo que señalaba la imposibilidad de aplicar una etiqueta que constriñera su trabajo: «La etiqueta "cubista" ha cometido mucho ese error».
Sus obras se expusieron por vez primera en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), fundado el año anterior, como parte de la exposición «Painting in Paris». En junio adquirió el castillo de Boisgeloup, a setenta kilómetros al noroeste de París. Boisgeloup se convertiría en un refugio al que podía escapar con Marie-Thérèse; convirtió los establos en un estudio de escultura en el cual su deseo de volver a modelar en barro o escayola y la inspiración en su joven amante le estimularon a crear grandes bustos en escayola, algunos de ellos de una indudable naturaleza sexual. En otoño de 1930 realizó una serie de esculturas, la mayor parte talladas en madera y posteriormente fundidas en bronce, de pequeño tamaño y muy estilizadas. Por esas fechas, Marie-Thérèse se trasladó al número 44 de la calle Boétie, frente al apartamento donde Picasso vivía con Olga. Durante estos primeros años de la década de 1930 Picasso se sentía dividido entre la resistencia a romper su relación con Olga y su obsesión por Marie-Thérèse, quien fue la principal inspiración para las sensuales y sugestivas figuras femeninas de su obra.
El 25 de octubre de 1931 Picasso cumplió 50 años, y publicó Las metamorfosis de Ovidio, para Albert Skira, en Lausanne, un total de quince aguafuertes a página completa y otros quince a media página que llevaba trabajando desde el año anterior. En esta serie de grabados Picasso remite a la simplicidad del dibujo clásico, describiendo con claridad los objetos y los seres, como hará en la Lisístrata de Aristófanes, publicada en 1934. El 12 de noviembre Ambroise Vollard publicó La obra maestra desconocida de Balzac, con trece aguafuertes de Picasso, en los que incide en el tema del artista y la modelo. En la novela, Balzac plantea el conflicto del artista entre completar la obra y alcanzar la perfección, que se refleja en el aguafuerte de la serie titulado Pintor y modelo tricotando, en el que el pintor transforma el prosaico motivo en una elegante caligrafía curvilínea.
Mientras Olga y Pablo veraneaban en Juan-les-Pins, Picasso lo hacía en Boisgeloup con Marie-Thérèse, donde continuó trabajando en desnudos durmientes, escenas de playa y algunas esculturas de pequeño tamaño. También realizó varios dibujos de la serie de La Crucifixión de Grünewald. A su vuelta a París en otoño prosiguió con los retratos de Marie-Thérèse en un sofá y los dibujos sobre La Crucifixión de Grünewald. En octubre, Christian Zervos comienza la publicación de un catálogo razonado (París: Cahiers d'Art) de la obra de Picasso; entre 1932 y 1974 aparecieron veintiocho volúmenes.
En 1937 realizó Sueños y mentiras de Franco, dos grabados con un formato semejante al cómic o a las aleluyas españolas, con un total de dieciocho escenas, pensadas para ser reproducidas como estampas o postales, en las que denunciaba el golpe de estado fascista y señalaba los crímenes de la guerra, describiendo a Franco como una figura malvada y grotesca. A partir de junio sería acompañado por el poema del mismo nombre, con caricaturas del general Franco.
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